sábado, 7 de octubre de 2017

PUNTO FINAL




Yo, agarrado a las crines de un "caballo", el año pasado.
O el anterior.
No pases todavía la última hoja del calendario.
No cierres el balance del siglo.
Espera un poco todavía...
No basta con dejar escrito que acabó una guerra
primero y la segunda después;
que la nuestra, civil, estuvo en medio,
que en Vietnam perdieron, por malos,
los buenos. Que cayó el telón de acero.
Que en la calle murieron Olof Palmer,
Gandhi, Luter King, John Lennon...
Sí, todo eso ya está escrito, grabado,
filmado, encuadernado en tapa dura,
en el último tomo de cada enciclopedia,
guardado en cederrom, con voces e imágenes
en movimiento perpetuo... para siempre.
Ya sabemos el número total de los países

y habitantes de la Tierra al cerrarse el siglo
Las cuentas están cuadradas al céntimo de euro,
la línea que separa el norte del sur, trazada para siempre...
Pero quedan los sueños de los que no despertamos:
las flores de la isla de Wight, la playa

escondida bajo los adoquines de París...
Y, también, los de un niño agarrado
a las crines de un caballo de cartón,
la aventura pirata en una isla del río...
Nos quedan por apuntar, todavía,
por recuperar, tal vez, un par de amores
que no terminamos de olvidar,
el sabor del chocolate en las mañanas de domingo,
el frío de una noche de acampada bajo las estrellas,
el libro sin tapas que se quedó a medio leer
(porque aquel verano nos hicimos grandes de pronto),
la fe en que la policía encontraría al ladrón
de nuestra bicicleta...
No cerremos el siglo todavía,
no rubriquemos su última página,
porque aún son algunas las partidas sin cuadrar.
Ya sabemos que el Sha salió de Irán
para siempre en el sesenta y nueve,
pero no dónde quedó olvidada la foto
que Lucía nos dio a escondidas;
sabemos que las reservas de petróleo
durarán sesenta años...
pero aún no hemos derramado la última lágrima
por la muerte de papá;
nunca hicimos el castillo que imaginábamos
en la arena, ni volvimos a ver aquella película
que tanto nos hizo reír...
Antes de poner punto final al Siglo Veinte,
es necesario encontrar la colección de tebeos
guardada en un arcón en la cámara del pueblo,
y volver al cementerio
para decir adiós a la abuela;
que sepa que, tantos años después,
aún recordamos el sabor de sus torrijas,
y el de aquel dulce de tomate
que nunca más volvimos a probar...
No pongamos punto final al ayer
mientras todavía el viejo espejo,
al mirarnos, tantos años después,

nos devuelva la mirada de un niño.

Quizá lo bueno aún esté por llegar.



Premiado en el II PREMIO DE POESÍA ANTONIA PÉREZ ALEGRE DE LA FUNDACIÓN ESPEJO DE VILADECANS 
Publicado por la Fundación Espejo en su antología poética del 2006

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